"Ninguna casa debería estar nunca sobre una colina ni sobre nada. Debería ser de la colina. Perteneciente a ella. Colina y casa deberían vivir juntas, cada una feliz de la otra". Frank Lloyd Wright expresaba en una de sus frases, la importancia de la relación entre el elemento arquitectónico y su entorno inmediato. Reflejando su concepto de arquitectura orgánica, en edificaciones que se funden con la naturaleza y la topografía.
La arquitectura orgánica se encuentra reflejada en edificios que crecen de su entorno, enriqueciéndolo y aportando valor al paisaje. La casa Fallingwater de Lloyd Wright encaja en el paisaje, lo comprende, lo resalta. Respeta la forma, la pendiente y el flujo del rio donde se emplaza. Propone un entendimiento de las formas, de los materiales, de la luz, de las pendientes logrando una arquitectura que pareciera que siempre existió.
El diseño orgánico tiene bases sustentables: se inspira en la naturaleza; respeta sus flujos, lapsos y continuidades; realza el emplazamiento; satisface necesidades sociales, físicas y hasta espirituales.
El sitio, el lote, el emplazamiento se entiende como el elemento que conforma el espacio físico. Es un insumo primordial y fundamental para comenzar el proceso proyectual. Este primer componente físico se observa desde todas sus variables, desde su geometría, la interacción y relación con volúmenes, la relación del espacio exterior e interior, los recorridos, las actividades a desarrollarse, los valores que presenta, configurando una serie de herramientas y problemáticas a resolver.
Una arquitectura topográfica es aquella que genera una simbiosis de elementos, transformados en conocimiento. Los cuales permiten analizar y comprender el espacio físico desde todas sus dimensiones. Estos aspectos son fundamentales a la hora de llevar adelante un proyecto de diseño. Donde es necesario incluir conceptos de plástica, enrasamiento, pliegues, tipologías, recorridos, materialidad. Conjugándose de este modo el proyecto arquitectónico y el estudio topográfico; trasladando la información obtenida de un relevamiento topográfico a aspectos conceptuales arquitectónicos.
Las curvas de nivel demuestran características, estableciendo necesidades conjuntas; incorporando conocimiento desde ambas disciplinas: topografía y la arquitectura. Delineando formas de modificar, conformar o diagramar propuestas arquitectónicas. Al iniciar cualquier proceso proyectual es necesario realizar estudios topográficos, cuyos resultados deben servir de punto de partida a conceptos arquitectónicos. El análisis topográfico debe ser incluido en el proceso proyectual de manera consciente y responsable.
Existen hoy innumerables ejemplos arquitectónicos, los cuales se atreven a intervenir en espacios naturales de diversas complejidades. Entre ellos se destacan las soluciones arquitectónicas que aspiran a una arquitectura que copia los relieves en pendiente o se opone a ellos, juega, los incorpora al proyecto, en un determinado emplazamiento.
La casa Tolo de Álvaro Siza; se encuentra ubicada en un terreno de un área de 1000m2, con proporciones estrechas, largas y profundamente inclinadas. El hecho de estar posicionado al Sur (hemisferio norte), permite recibir condiciones optimas a la exposición solar y las vistas naturales.
Por razones de funcionalidad e integración se organizó el acceso principal colocándolo en el sitio donde la accesibilidad vehicular era posible. La topografía accidentada provoco el desarrollo de una vivienda fragmentada; transformando el todo del la volumetría a una composición de pequeños volúmenes unidos e interconectados. Las funciones de la casa se encuentran clarificadas y delimitadas por dichos volúmenes. La cubierta funciona simultáneamente como piso; expandiéndose en los jardines como un espacio de recorrido.
Se desarrolla de forma lineal en el centro del terreno con la intención de conservar los arboles existentes, preservando simultáneamente la continuidad del contexto existente.
La inestabilidad del terreno y los recursos económicos de este proyecto; provocaron una casa con varias aristas: la vivienda propiamente dicha; la organización del espacio exterior a través de patios, los cuales permiten el uso exterior del paisaje y finalmente la creación de un recorrido vinculante de los extremos de la parécela.
Las casas en pendiente se adaptan con naturalidad; incorporan un hito estético sobre el desnivel; conforman un grupo arquitectónico con ejemplos notables; invitando a arquitectos y habitantes a una integración honesta con el paisaje.
POR: ARQ. FLORENCIA OÑA
PUBLICADO: REVISTA CLUB HOUSE DE OCTUBRE 2017.
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