La sentencia mas reconocida del maestro Mies van der Rohe, establece que en el ámbito de la arquitectura menos es más. Resaltando la “verdad” y la “belleza” como virtudes que se destacan por si mismas. No precisan de adjetivaciones, ni de “mas”. La autentica belleza constructiva despide armonía y equilibrio desde su interior. La belleza humana se manifiesta igual, la misma no se desprende de la belleza de la capa mas superficial (piel). Son los componentes volumétricos y estructurales del interior los que delinean la belleza. Si un edificio necesitase de un adorno exterior superficial para alcanzar la belleza, evidenciaría la carencia de esa belleza propia pura e indiscutible.
Un edificio determinado se resuelve con un programa de necesidades, las cuales determinan un esqueleto estructural. La resolución armoniosa, de este esqueleto, determina la belleza de un edificio.
Desde siempre Mies van der Rohe, resuelve los espacios interiores con gran simpleza, los cuales son diagramados en forma conjunta con la estructura. En la casa Farnsworth, la estructura se lleva hacia el exterior. Liberando el espacio interior y dejándolo despojado. No se advierten elementos estructurales en el interior. De este modo el espacio interior esta conformado por una superficie continua de piso, un núcleo central revestido en madera, las cortinas y el mobiliario.
El pabellón de Barcelona fue inaugurado hace varios años, aun sigue sorprendiendo. Consigue con esta obra una atemporalidad notable. Llevando el proyecto a la máxima abstracción de todos y cada uno de sus componentes, desde emplazamiento, la funcionalidad, la materialidad y la resolución. Sintetizando la función con planos y espacios consigue una respuesta flexible en el interior. En el aspecto formal, se logra una solución estética y exaltación de la solución tecnológica. Resolviendo de esta manera el edificio de los elementos que lo componen y se compone a partir de las condicionantes del emplazamiento y los requerimientos de proyecto. Estos elementos determinantes, están acompañados de una solución del detalle de forma exquisita. “Menos es más”, bajo estos conceptos, significa que la mayor riqueza arquitectónica, se logra con la máxima abstracción y la capacidad de síntesis de todos sus elementos componentes.
Lograr hacer una buena arquitectura atemporal es un desafío; a lograrse si se consideran los aspectos de las condiciones físicas y humanas del sitio, tomando una decisión sabia con respecto al uso de materiales, sistemas constructivos y los procedimientos necesarios involucrados en la ejecución.
El uso determina la forma y la apropiación de dichos espacios. La conjunción equilibrada y estudiada de estos elementos, junto a una solución clara y sintética, pueden dotar al edificio arquitectónico de la característica de ser atemporal. Lo bueno nunca pasa de moda.
Si traemos otra celebre frase del reconocido diseñador Yves Saint Laurent: “La moda se desvanece, el estilo es eterno.” Lograr que la arquitectura sea atemporal y no pase de moda; es un asunto de estudiar cuidadosamente los elementos y dar respuesta una concreta y sintética a la complejidad problemática de la arquitectura.
La casa Farnsworth se visualisa desde lejos destacándose por su deslumbrabte color blanco, contrastando con su contexto inmediato color verde brillante y vivo en verano. Los pasos hacia la casa son emosionantes e inquietantes. Es hacercarse a una joya, la cual se destaca por su belleza, simple y austera. Al irla descubriendo se observa el valor del detalle constructivo de sus piezas componentes. Su espacio libre interior invita al exterior como un panorama imponente, es preciso, es exacto. Es una arquitectura sin tiempos, es un clásico elegante que no pasa de moda.
El estudio y aprovechamiento de las condiciones climáticas del lugar, la incidencia solar, el estudio de los vientos, las temperaturas, los aspectos sociales, culturales, económicos, la mano de obra empleada, usos de tecnologías locales; son aspectos que logran que la arquitectura forme farte del lugar .
Cuando un edificio determinado logra trascender las condiciones simples del uso; e incorpora valores de identidad; se preocupa por el contexto inmediato; entiende las dinámicas sociales; entiende la respuesta material y las tecnologías locales; entiende el lugar donde se sitúa. Cuando se combinan equilibradamente estos aspectos, es cuando un edificio de arquitectura pareciera pertenecer al espacio – tiempo donde es construido. De la mano del diseño, se construye un sentido de pertenencia y el edificio logra así trascender y ser atemporal.
POR: ARQ. FLORENCIA OÑA
PUBLICADO: REVISTA CLUB HOUSE DE MARZO 2018.
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