La naturaleza como lienzo, es un movimiento artístico que nació en 1960 – 1970. Asociado a paisajes en Gran Britania y Estados Unidos. Como tendencia de arte, la cual expande sus limites materiales, incorporando materiales de la tierra. Incluyendo piedras, vegetación y agua encontrados en el sitio. Centrados alrededor del rechazo a la comercialización del arte y compartiendo intereses relacionados con movimientos conscientes. Esta expresión artística coincidió con el rechazo popular a la vida urbana, fomentando la vida rural. Incluyendo valores espirituales y trascendentes.
La obra nivel del mar, realizada por el artista Richard Serra, se basa en el tema del nivel; en un paisaje abierto y descampado. Dos muros de hormigón atraviesan el parque de forma lineal. Los muros de 200 metros de longitud están diagonalmente alineadas en el desarrollo del canal. Los mismos desaparecen en su culminación, convirtiéndose en elementos casi invisibles en la cota de nivel mas elevada, en la cota mas baja el muro tiene varios metros de altura. Propone un sentido físico al termino nivel del mar; evocando la sensación de estar sumergidos, caminar debajo solo para emerger mas adelante.
La relación entre la arquitectura y el paisaje natural es un tema recurrente desde que la arquitectura en su concepción mayor incluye el espacio interior y el espacio exterior. Respondiendo a complejidades programáticas que van desde edificios a parques y plazas. Un sitio determinado entrega un vasto bagaje de información posicionado al diseñador, como responsable de la toma decisiones claras a la hora de responder de forma concreta ante una problemática propuesta.
La historia de la arquitectura y paisaje revela tres modelos básicos demostrados en su relación: contraste, fusión y reprociprocidad.
Los contrastes, tensiones y ambigüedades aparecen con la combinación de una o dos de estas características, no solo para realzar la obra en su entorno, si no también para crear una relación compleja y llena de significados. Los tres modelos descansan en una condición base sobre la correcta relación entre los seres humanos y la naturaleza.
El contraste yuxtapone la arquitectura con el paisaje natural o cultural. Una estrategia típica seria la de posicionar un edificio en contra el paisaje relativamente virgen. La escala del edifico, la forma, sus materiales actuan para crear un contrapunto con su entorno inmediato. No existen jardines o terraza que puedan servir como elementos de transición. Logrando de este modo un contraste contundente entre el elemento arquitectónico y su paisaje.
Fusión es polarmente opuesto al contraste. Aquí el edificio aparece de modo integral con su entorno cultural o natural. La forma del edificio refleja la topografía, en casos extremos incluso se puede llegar a enterrar un edificio con el objeto de no ser visto e interrumpir las visuales circundantes. La fusión de un modo mas puro, nunca es posible del todo. Ya que el hecho de incluir un edificio en un paisaje natural determinado introduce un elemento de contraste, modificando el mismo. En el paisaje urbano, donde la forma construida predomina, esta característica se incorpora continuando con las características de la arquitectura existente.
Frecuentemente la visualización de la naturaleza que informa una fusión entiende la naturaleza como un hecho trascendente y poderoso el cual transforma la existencia humana o evoca un profundo sentimiento.
Puede implicar en un sentido mas racional o hasta científico una actitud frente a la naturaleza: los humanos debemos respetar y adaptarnos si queremos sobrevivir en este planeta.
Reciprocidad es la acción mas frecuentemente utilizada. En la misma edificios y paisaje se modifican mutuamente. Proyectando literalmente de un modo complementario al paisaje natural; el interior y exterior se conectan. Compartiendo la misma organización y principios. Incorporando elementos arquitectónicos como: terrazas, pérgolas, muros pórticos, espejos de agua, vegetación. A modo de transición.
La Bodega Bell – Loc de los arquitectos RCR concibe un acceso a modo de promenade direccionada al mundo subterráneo del vino. Desde el camino que comienza desde el bosque y conectando el edificio. Ofreciendo en su interior un espacio de penumbra y evidenciando el peso de la tierra.
Estas diferentes propuestas, tanto artísticas como arquitectónicas reflejan la relación intrínseca que existe entre la arquitectura, el lugar y el paisaje.
POR: ARQ. FLORENCIA OÑA
PUBLICADO: REVISTA CLUB HOUSE DE SEPTIEMBRE 2017.
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